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Échenle un ojo (literal) y dejen su lengua (literal)....

martes, 29 de marzo de 2011

El ruidito

Los sonidos del silencio me perturban, me aturden, no me dejan concentrar y traen recuerdos consigo que a estas alturas no conviene terner presente. Estoy leyendo a Jean Paul Sartre comodamente sobre mi cama, todos ya tienen rato de estar durmiendo y yo quiero leer un poco de existencialismo, que mejor situación para leer a un existencialista que en silencio sobre mi cama, pero me interrumpe un ruidito, un sonido, lejano, casi imperceptible, aturdidor, pero como ya hacia rato que todo estaba silenciado mi sentido auditivo se agudizo, precisamente en este momento que necesito silencio. No se que clase de sonido es, suena como un aparato electrodoméstico trabajando, "puede ser el refri" pensé. Deje mi libro "la nausea" sobre la cama y me dispuse a "buscar" el sonido pretendiendo poder verlo como algo material, creo que despues de todo si afecta leer algo existencialista a altas horas de la noche. Me levante de la cama y camine hacia la escalera que conduce a la sala, me pare en la orilla y efectivamente el "refri" estaba trabajando ruidosamente, pero para mi enojo, no era el mismo ruidito que escucho, entonces pienso "es por dentro (de mi)" me tapo los oidos para poder saber si me cabeza es la que hace ese ruido cuando lo demás esta silenciado, no lo es. Voy a la gaveta del comedor para buscar donde escribir, tengo que plasmar  con tinta y papel la confusion y el enojo que el ruidito me produce, veo un cuaderno ecologico de 200 hojas que me hace pensar que tiene mucho espacio para poder enojarme y escribirlo, lo abro y cada una de las 200 hojas tiene cuentas, cuentas que mi madre hace todo el tiempo, le encanta hacerlas, en lo particular me parece absurdo, en fin, guarde el cuaderno cuentero que de nada me servia y vi otro, uno amarillito, delgadito, con poquitas hojas, pero libre para mis pensamientos a tinta. Cierro la gaveta y urgo en mi morral colombiano buscando una pluma, lo coloco sobre la silla, camino hacia las escaleras para regresar a mi habitacion, pero antes de hacerlo verifico nuevamente si el "refri" no es el causante del ruidito atarantador, no lo es. Estoy de nueva cuenta en mi cama, empiezo a escribir todo esto, guardo silencio y el ruido ya no esta, a donde se fue? no hay ruido, pero ahora tengo una hipotesis: las ideas hacen ruido, porque de otra forma no me explico como es que al comenzar a escribir lo que pensaba el ruidito desaparecio. Ahora hay algo que me molesta, ya no es el ruidito, es la ausencia de él.

lunes, 28 de marzo de 2011

Monedas de cúmulo.

Noche fria de invierno, bajo el puente no hay mucho que esperar, sólo las mismas miradas noctámbulas de siempre; estan las que me acusan y las que me desean.

¿Que me trae todas las noches aqui? - Pertenecer!

Que alguien me haga sentir por momentos que soy para él, unica en el mundo aunque la ilusión se rompa con el sonido de las monedas al caer en el buró, y sus pisadas alejandose de la cama.

Sigo soñando con lo mismo, con que alguno de ellos sepa de mi, sepa de mi amor, sepa que soy yo aquella mujer que podria ser su princesa...

Pero no. Otra vez bajo este puente sigo siendo la misma puta de siempre.

domingo, 27 de marzo de 2011

Diagnóstico

Ahora que será? Insatisfacción crónica? Soledad crónica? Vacío crónico? O será acaso una combinación de desesperación con ocio? No lo sé!!. Tendré que ir al medico otra vez porque no se que me da cada vez que me acuerdo de ti, porque después de un año, vuelvo a pensar en ti.

Ya se!! Tal vez loca estoy, porque esto nada mas me da cuando veo mis pies y siento lastima por mis dedos; todos desiguales, pero no es lo peor del caso, lo peor es que son cinco!, que clase de fenómeno soy? Mira que tener cinco dedos en cada pie es de engendros solitarios como yo, sólo se pueden formar dos pares en cada uno, que pasa con los dedos que sobran? Supongo que esos, soy yo, y así me quedaré, por lo menos hasta que encuentre a otro fenómeno con cinco dedos en cada pie. ¿qué le voy hacer? Me armaron mal, y si mal no me acuerdo, a ti también y es que tus pies raros solo eran iguales a los míos; fríos y pálidos, un tanto grandes pero no planos, con cinco maravillosos y diferentes dedos, solo tus pies con los míos hacían pares. Ahora vivo desemparejada de pies.

Será porque nací defectuosa? Programada para morir sola?. Las monjas, los sacerdotes y Dios también deben de ser fenómenos, sino no me explico porque están solos. Si!!! Eso es!! Dios esta mal hecho, como yo, y es por eso que de vez en vez deja caer su maldición  de los cinco dedos sobre nosotros. Carajo!!! Ahora seré monja? Si, eso seré, por pendeja; me pude haber salvado y a él también, hubiéramos podido unir nuestros pies.

Ya se lo que dirá el doctor: “Pendijitis crónica”.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Renata

¡Una sola canción más en la radio y te juro que…! (suspiro). No sé cómo enfrentarlo. Cómo no sentir rabia cuando veo programas de televisión sobre familias felices. Me enoja salir al parque, ir caminando por ahí y de repente ver a la gente comiendo helado, comprando flores.  ¡Y qué decir de los que se abrazan, se besan en la boca y encima se hablan puerilmente al oído! (parodiando una voz infantil) ¡Que amor de mi vida! ¡Que nunca nos vamos a separar! ¡Que gu-gu, que da-da! ¡No! Y lo peor de todo es que llego a casa y saco mis libros de poesía…Poetas, pobres poetas que fantasean con encontrar a la mujer perfecta, tomarla en brazos y decirle cosas tan ridículas como (parodiando una recitación): ‘’Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas, desde mi boca llegará al cielo, lo que estaba dormido sobre tu alma’’. ¡Puras mentiras! ¿Alguien ha escuchado que algún poeta haya conseguido la mujer de su vida? ¿Alguna vez un poema dio lo suficiente para comer? Poetas, pobres poetas. ¡Y yo más pobre que sigo leyéndolos!
No. Ya sé lo que necesito. Un buen té, un gato que me quiera, unas largas vacaciones. ¿Cómo no lo había pensado antes? Eso es exactamente lo que…Espera. Vuelvo a mentirme. Eso no va a arreglar nada. Ahorita, lo que más deseo es orinar. Sí, orinar eternamente y nunca salir del baño, nunca levantar mi trasero del inodoro. Orinar, orinar. ¡O dormir! Dormir absolutamente todo el día y sacar mil excusas para no ir a trabajar, para no cuidar de mi madre. Cerraré las cortinas y  me olvidaré de que existe el sol. Dormiré todo lo que me plazca y así no tenga una pizca de sueño, permaneceré con los ojos cerrados sin importarme qué día es, qué mes, qué año. Y también dejaré que mi cabello se vuelva una telaraña indescifrable, que mis dientes se vuelvan amarillos y que mis pestañas se vean como los de una grandísima…¡Y claro que es posible! Además, ¿a quién le importaría? ¡Nadie se va a fijar que llevo días sin comer, que perdí mi obsesión por ver películas de Antonioni y depilarme las piernas! No, a nadie le va a importar porque…¡Demonios! Otra de esas patéticas canciones en la radio que me revuelven las tripas. Otra vez la mentira de ‘’Algún día, más allá del mar, alguien me estará esperando’’. ¡Basura! ¡Física basura!

Otoño

(Rosas muertas en el tocador, una caja de música empolvada; a la bailarina le falta un brazo y el smoking del bailarín esta despostillado. Cortinas de Shifon roído cubren las ventanas pálidas; en la cama, yace la soledad cobijada por la apagada mañana que apenas deja ver unos rayos débiles de Sol a través de las cortinas desgarbadas. Junto a la ventana está el taburete de pino añejo descolorido, sobre él, un tocado amarillento de novia)

           Se abre la puerta lentamente, descubriendo unos pies descalzos  al borde de la entrada. Ella se acerca al espejo del tocador, con la delicadeza de su mano roza la caja de música y la desempolva tiernamente con su dedo; vuelve la mirada al espejo, es ella, nadie más; lleva la mano a su mejilla y la desliza hasta su pecho, como si pudiera cambiar el semblante perdido y desesperanzado que tiene, los aires de mimetismo que se incustran en cada poro (rueda una silenciosa lágrima). El coraje y la resignación  la obliga a golpear el espejo que la tortura, haciéndola ver lo que es  y recordándole lo que fue.

           Dirige su mirada a la derecha, hacia la ventana impregnada de ausencia, ahí donde el tocado de novia la espera. Camina lenta y dolosamente hacia el, al borde del mueble observa con desdén aquel objeto; lo toma entre sus manos, lo sujeta fuertemente al tiempo que se dirige a la cama que antes le parecía tan inmensa de regocijo y ahora estaba tan llena de nada. Con la mirada fija en el tocado, se sienta en la cama, quedando frente al espejo; una vez más clava sus ojos en aquel verdugo de su recuerdo. Lentamente lleva el tocado a su cabeza con cierto temor de que pudiera desvanecer en cuanto aquel fuego tocara su cuerpo (rueda una lágrima que apresura sus manos hacia la cabeza).

           Su deja vu le dibuja una sonrisa efímera y vaga en el rostro; se incorpora de la cama, camina hacia el espejo, hacia el altar, lenta y decididamente; se encuentra frente a frente, ella y solo ella, sola en esa habitación fantasma.

           Nota la presencia de las rosas marchitas del tocador, tan parecidas a ella; se turba de manera tormentosa, se rasga lenta y brutalmente las ropas descocidas, el tocado queda echo añicos en cuanto lo arranca de su cabeza y lo lanza al vació de su alma.

           Respira, se calma, vuelve la mirada al espejo con cierta agitación, ya no hay nada que hacer.

           Lleva su mano hacia el jarrón que sujeta aquellas rosas muertas, las saca y las lleva pausadamente hacia su pecho, contra el las deshoja, mientras su mirada se pierde otra vez en sí misma.

           Ya no sabe si ha vivido mil días o un día mil veces.....